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"Das Blut von Jesus ist der Wein von den Toten,
Folter Sie meine Freude"...
(ES MUCHO, PERO VALE LA PENA, LEELO, ES IMPORTANTE)
Los azules me dan miedo
Los amarillos y rojos
son como plaga de piojos,
Ni con los verdes me quedo,
Dan atole con el dedo.
Todos estĂĄn corrompidos,
Todos son unos bandidos,
Al servicio de banqueros,
Ellos son los meros meros,
Que nos mantienen bien jodidos.
Carlos SolĂs

POR LA DEMOCRACIA QUE ASESINA, ROBA, VIOLA Y ENCARCELA

¿Por todo eso vas a votar? ¿Vas a votar para ejercer un derecho en abstracto que hoy sĂłlo representa la legitimaciĂłn de un sistema econĂłmico y polĂtico cada vez mĂĄs injusto? ¿Vas a votar para que Felipe CalderĂłn se legitime diciendo que hay confianza en las instituciones y para que los legisladores digan que representan al pueblo? ¿Vas a votar para que continĂşe el desempleo, los salarios de hambre, la privatizaciĂłn de los servicios educativos y de salud? Votar ahora, ante estas condiciones concretas, es ilusorio. Es reconfirmar el poder de la burguesĂa y enajenar al pueblo por ese camino.
¿CĂłmo cambiar a la elite dirigente de MĂŠxico?
Esta es la gran pregunta. La discapacidad intelectual del pequeĂąo grupo de polĂticos y empresarios que gobierna es el problema que agobia a MĂŠxico.
Para ellos somos un botĂn, y pelean ferozmente para ganar la mayor parte, a costa del empobrecimiento general y de la salud misma de la gallina de los huevos de oro.
¿QuiĂŠn tendrĂĄ autoridad moral para gobernar y sortear la crisis? Su estupidez y rapacidad propician que MĂŠxico involucione hacia un Estado fallido.
DaĂąan mĂĄs que el narcotrĂĄfico. Algunos ejemplos. Mientras el paĂs se precipita al vacĂo, vemos que los asambleĂstas se despachan con la cuchara grande: se otorgan 620 mil pesos para dejar su cargo en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (como en todas las legislaturas).
SĂłlo importa su enriquecimiento. Su conducta inmoral alimenta fuerzas antisociales. El mensaje es: cada uno actĂşe a conveniencia. Atentan contra la cohesiĂłn social.
¿Acaso no conocen las alarmantes cifras de desempleo que asuelan a los capitalinos y que alimentan a los grupos delincuenciales?
Los lĂderes sindicales se regalan humer; usan relojes de miles de dĂłlares, automĂłviles carĂsimos, blindados y de marcas de prestigio; son propietarios de mansiones y de inmensos ranchos; no rinden cuentas sobre las cuotas sindicales ni de los fideicomisos, formados con dinero pĂşblico, que manejan.
Dejan a los sindicalistas algunas migajas para mantener el control: plazas laborales de por vida y una que otra comisiĂłn para aquellos que descuellan y podrĂan desafiar su liderazgo.
Es el mundo de la componenda, la complicidad y la rapiĂąa.
A nadie importa la educaciĂłn, la energĂa, la salud.El paĂs que se vaya al diablo.
Los grandes empresarios son un Estado dentro del Estado.
Los banqueros tienen la concesiĂłn de manejar a su arbitrio el ahorro del pueblo:pagan lo que quieren e imponen comisiones y tasas a capricho para lograr su meta de ganancias. No cumplen la funciĂłn de financiar.
Tenemos monopolios u oligopolios en la televisiĂłn, el pan, la tortilla, el cemento, la telefonĂa, los refrescos, el acero, el comercio al menudeo, el vidrio, la energĂa, el comercio de granos y la banca.
A cada uno de tales consorcios los mexicanos estamos obligados a tributar cuando compramos sus bienes o servicios.
Desde hace tiempo Hacienda cediĂł el monopolio de cobrar impuestos a los mexicanos.
Siguiendo el ejemplo, ahora las mafias tambiĂŠn demandan su parte: seguridad personal y patrimonial a cambio de dinero (impuesto).
La desintegraciĂłn del Estado mexicano iniciĂł con el modelo neoliberal. Forman parte del paisaje depredador las televisoras, empeĂąadas en socavar la autoridad del ĂĄrbitro electoral, el IFE, torpedeando el sistema de flotaciĂłn de nuestra disfuncional democracia; los partidos rechazan rendir cuentas y derrochan miles de millones; los diputados y senadores federales son actores vergonzantes: legislan para proteger intereses privados y partidistas; los gobernadores se comportan como virreyes, herederos directos del viejo presidencialismo, dueĂąos de vidas y haciendas; el gobierno federal prefiere ser lacayo de Estados Unidos que anteponer el interĂŠs nacional con una polĂtica antinarcĂłticos que dĂŠ ĂŠnfasis a la salud en lugar de guerrear, lucha que todos perdemos.
HipocresĂa y simulaciĂłn en todos los Ăłrdenes: los recursos para desarrollo social los usan tirios y troyanos para comprar clientelas; la filantropĂa es utilizada para evadir el fisco; empresarios y banqueros se quejan de la inseguridad y no pocas veces son intermediarios conscientes del lavado de dinero; desde siempre se conoce la complicidad y connivencia entre gobernantes de primer nivel, legisladores, policĂas y militares con las mafias. La impunidad campea.
DespuĂŠs de tantos aĂąos de evasiĂłn de la ley, corrupciĂłn, pillaje, de crimen sin castigo, de trĂĄfico de influencias, de ineficiencia… el pueblo mexicano pierde su temple moral e imita a sus elites dirigentes.
Todo mundo hace lo que le viene en gana: es la ley de la selva. En mala hora llega la crisis financiera.
El riesgo de colapso y guerra civil son reales.
Mejor ni te acerques a las casillas, que no te laven el cerebro, porque todo son iguales, el color que sea y el candidato que los represente, todos van por el poder y el dinero, mientras que la sociedad se hunde en la miseria.
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